Colectivo Miope

Sábado 2 de Junio. Ovalle.

 

Debia ir a buscar mi saco de arena (“estabilizador” de trípode) a la casa de Manuel Roco –microempresario y contratista–, ubicada en Huamalata (a 5 kilómetros de Ovalle); habia extraviado torpemente aquel adminículo dentro de un laberinto de paltos durante un rodaje de investigación para un trabajo, semanas atrás.

 

4.10 p.m.  – Roco –constantemente montado en su camioneta– se aquietaba un poco en torno a un partido de las clasificatorias Brazil 2014, Chile v/s Bolivia. Éste evento, además, estaba de antemano contemplado para ser abordado, aunque aun no se definía ni su dónde ni su cómo. Parto raudo con la cámara a la localidad en cuestión identificando que habia una sincronia única de circunstancias y objetivos.

 

4.50 p.m. – Llego al lugar. El visionado está siendo humectado con los bebestibles de rigor y, lo más importante, un buen asado de cabrito que distrutaban Roco y una patota de temporeros-amigotes. La escena era perfecta: algarabía, cierta familiaridad y fútbol. El primer tiempo estaba terminando y durante el intermedio le planteo improvisadamente la grabación a los muchachos. Por unanimidad aceptan.

 

5.15 p.m. – Me pierdo el primer gol. Me cuesta encontrar el ángulo. Uso una cámara digital (ya vieja, sin optica intercambiable) que incluso en su opción más angular y por muy atrás que estuviera cortaba cabezas y cuerpos. Luego de un rato de joda, de aquí para allá, doy con el plano potenciándolo con el sonido fuera de cuadro del plasma. Presiono rec, me alejo hacia un rincón, me uno a la galucha y abro una chela. De repente se da una jugada y se consuma el segundo gol. El Peyuco comienza a hacer lo suyo, espontaneamente. Me limito a festejar mientras suge mágicamente lo que hace de “Colocado no cobra” lo que es.

 

Chile gana 2-0, yo recupero mi saco de arena, Roco me obsequia cinco kilos de hermosas paltas (para el bajón) y se logra una película MAFI.

 

C.M.